Varios
medios de comunicación post elecciones europeas han escrito y han insistido que
esta sociedad de la que he hecho un pequeño aporte al común de los mortales, no
son los que me enseñaron en el Preuniversitario de los años sesenta, pues todo
aquello que me enseñaron se han destripado, como animalia de los presentes
siglos. Hoy a las puertas del siglo XXI, insisto, hay tanto malestar en la
sociedad, de la cual recopilo una serie
de pensamientos, silogismos de sentido común que hoy me los han echado por
tierra aquellos principios de tradición humanista europea.
El malestar que postra, inclina a las
sociedades democráticas con sus escepticismos, desalientos, rabias, iras e
indignación; reconozco, según lo leído, que seguimos en la quimera utópica de
Aristóteles, a la que también hago referencia en el apartado B., ut supra.
Estamos
en un mundo quimérico, es decir, irrealizable, impracticable. Pues todas las
sociedades humanas con diversas formas de gobierno, siempre están y han estado
gobernadas por unas minorías. Son estas minorías las que deciden de una forma
directa o indirectamente, y lo realizan sin tapujos el destino de los pueblos.
¿Quién ha explicado que es la democracia? ¿Quién ha explicado el origen y
desarrollo de esta Europa nuestra durante las campañas a las europeas? ¿Para
qué el euro y qué fin y objetivo pretenden darnos a los 500 millones de
habitantes?
No
puede ser unos pocos tergiversen la idea aristotélica del poder del pueblo.
¡Por todos los medios intentan esconder, escamotear, manipularla! Hoy que se está presentando l sociedad regida
por absoluta igualdad política, es de pego, pues estos políticos no son más que
representantes de los auténticos poderes fácticos que es el poder del dinero,
de una nefasta economía que siempre irá en contra del poder elegido por el
pueblo, que debieran defender los intereses del pueblo que los ha puesto al
frente para que les defendiera sus pequeñas economías; y lo que hacen esas economías abrasadoras, que en estos años
están siendo desabridas, bruscas, hurañas, depauperantes, desequilibradotas que
incendian todo lo que tocan.. Nuestros políticos son oligarcas en manos de los
plutócratas más exacerbados que recorre toda la faz de la tierra.
Nuestros
pueblos se empobrecen.
Los
políticos dicen , como un alcalde de estos entornos marbellíes, “ que no me
hubieran votado”, expetó a una ciudadana que le recordó, pues estaba junto a él
y yo al lado, en su ostentoso despacho paralelo de su Club Financiero.
Isa
le dijo que ella le había votado pocos días antes.
Gil
le respondió nuevamente: “Pues que no lo hubiera hecho, si no estaba conforme
con lo que se trataba”.
Un
asunto sobre colocar en el paseo
marítimo unas parábolas antisónicas.
La
pobre Isa se quedó perpleja, no supo reaccionar e irse de la reunión que había
convocado a los vecinos del Paseo.
La
conclusión que sacamos los del entorna de Isa que no tuvo vergüenza de dejar
ese momento tan desagradable, y, no obstante siguió babeándole y aplaudiendo
las bravuconadas que salían de su boca.
Se
acepta todo sin más. Ya en nuestros días, cada día estamos sufriendo porque se
granda y se agranda incuestionablemente y nadie pone remedio.
Tal
es la virulencia desencadenada en la sociedad a causa de los señores de los
dineros nuestros que la miseria se va fraguando a desniveles que nos hay
economista que se dé cuenta de tal situación:
¡ Nadie pone remedio!
Pero
es hoy, dejemos los tiempos pasados, en día donde nuestra virulencia se muestra
sobre aquellos que hemos dado nuestro voto para representarnos que obedezcan
las consignas de las fuerzas económicas
desabridas y las apoyen, en vez de defender a nuestro pueblo que por él y nada
más que por él pueden estar sentados en sus poltronas.
Las
oligarquías de políticos defiende el poder de los plutócratas que deciden el destino de
nuestros pueblos siempre de forma monstruosa y cínica.
¿Son
los políticos esclavos de estos u otros plutócratas; trabajan para ellos;
legislan para ellos o conforme sus instrucciones; recaudan de alguna forma para
ellos…?
¿Dan los pasos
que ellos comandan?
¿Todos
trabajan al servicio de los poderes económicos y así han ido de pufo en pufo
continuado?
En estos
tiempos todo esto se tapa, se olvida, se legisla con parsimonia para que todo
prescriba. Y de devolver lo defraudado, timado, atracado, robado, sisado,
atracado de la caja común, del bien común.
Hoy todo se tapa, y se atasca en los juzgados, y lo hacen y consienten
los unos y los otros. Demasiada encubierta sobre la faz de la tierra. Planea
sobre la sociedad exceso de ocultismo, pues no se habla con claridad y se dicen
las verdades que todo pueblo espera de sus elegidos. ¿No será que el pueblo
lleva tiempo y tiempo estigmatizado por las oligarquías partidistas a las que
estamos acostumbrados? El pueblo traba, trabaja y sufre toda clase de
impuestos… ¿Y para quién lo hace? ¿Lo sabe?
Han conseguido
crear una sociedad que ya no se conoce el bienestar, pues se ha instalado una
sociedad animalizada, acobardada y pasivamente dependiente de un hipnotismo
ideológico y de una depravada servidumbre en todos los aspectos de la vida.
Nadie quiere
clarificar la verdad de nuestro vivir en “ sociedad democrática”, pues aquí el
que no vive del engaño, de las prevendas, de las subvenciones, de los
compadreos, de los amiguismos, de las coincidencias casuales de esto o de
aquello…, el otro tiene que aguantar como el resto del pueblo sufriendo el
esquilmoteo de unos y otros, que se puede señalar: políticos, oligarcas y
plutócratas.
La reservas se están quedando exhaustas,
exánimes extenuadas.
¿Quién entrega
el poder del pueblo al capital?
¿Quién hace
esas leyes tan nefastas que sólo perjudican al pueblo?
No será que esta
democracia se ha rendido su poder político a las fuerzas leoninas,
descalabrantes y fingiendo que son su representantes, cuando, en realidad, los
prístinos dueños del poder son los pueblos. Dejemos de prometer tantas delicias
y palabras huecas y que haya alguien que nos diagnostique la cruda realidad
para salir de este atolladero.
Dejemos
los momentos del verano y otoño de sus correspondientes descalabros de
corrupción e insumisión a las a las normas que
nos habíamos dado y acatado en nuestra CONSTITUCIÓN . ( Apartado C suplemento)